La actividad física y en concreto el deporte reglado, aporta multitud de beneficios a los niños, no solo a nivel físico y motor, si no también a nivel psicológico, emocional y social. Algunas de las aportaciones que nos ofrece el deporte son la promoción de la salud y hábitos de vida saludable, contribuye en el desarrollo de su personalidad, aprender y adecuarse a unas normas, a desenvolverse satisfactoriamente en situaciones sociales, les educa en valores y enseña a afrontar el error, entre otras.
El deporte ofrece las situaciones idóneas para una educación y formación integral de los jugadores. Es decir, adecuar los entrenamientos y competiciones haciendo especial hincapié en que los jugadores adquieran conocimientos, actitudes y comportamientos adecuados para su vida, tanto deportiva como extradeportiva y que trabajen valores como el respeto, la tolerancia o la deportividad.
La educación en valores a través del deporte se debe realizar de forma consciente e intencionada ya que la simple práctica no lo garantiza. Esto se realiza a través de herramientas y programas que permitan aprovecharnos del marco de actuación que nos proporciona el contexto deportivo. Es decir, practicar un deporte de un modo que fomente el autoconocimiento, autonomía y mejora del autoconcepto de los niños, que promueva el diálogo como el mejor medio para resolver conflictos, que resalte la importancia de la participación, el respeto y aceptación de todos, el fracaso y el éxito como elementos educativos y el aprendizaje de habilidades sociales. Utilizando el deporte como herramienta pedagógica, educativa y formativa.
Entrenar a través de la organización y el esfuerzo. Aprender a través la responsabilidad, la humildad. Respetar a través de la tolerancia y el compañerismo. Competir a través del trabajo en equipo y la deportividad.
